La depresión es una de las psicopatologías más frecuentes, y se estima que afecta a aproximadamente una de cada tres personas en algún momento de su vida.
Debido al modo en el que cala en todo tipo de personas, es importante saber detectar rápidamente aquellos indicios de que esta alteración del estado de ánimo está empezando a brotar… aunque esto no siempre resulta sencillo.
Y es que la depresión puede adoptar varias formas diferentes, adaptándose a los patrones de personalidad y al contexto vital de cada individuo, se manera que no suele ser muy evidente que está haciendo emerger sus síntomas. Es por ello que en última instancia, el diagnóstico de este trastorno solo puede ser realizado por profesionales de la salud mental; psicólogos clínicos y psiquiatras.
Ahora bien… ¿cómo saber si hay motivos para hacernos una primera visita a los psicólogos? En este artículo veremos algunas ideas clave a tener en cuenta para saber cómo reconocer las primeras señales de depresión. Fíjate si tú o alguna persona de tu entorno las cumplís.
Las primeras señales de aparición de la depresión
Estos son varios de los indicios que delatan el desarrollo inicial de la depresión. En este caso nos centraremos no en el estado de ánimo deprimido, que normalmente no es patológico y no llega a convertirse en un problema grave, sino en el trastorno del estado de ánimo conocido como depresión mayor.
Se trata de una forma de depresión unipolar (esto es, que no se alterna con fases de manía o de hipomanía) en la que la persona permanece con un estado de ánimo extremadamente bajo durante muchos meses.
Por otro lado, ten en cuenta que ninguna de estas señales indica por sí sola que se tiene depresión; de hecho, algunas son relativamente frecuentes en personas totalmente saludables, si no se combinan con varias de las demás.
- Tendencia al aislamiento social
- Fatiga
- Abulia
- Llanto incontrolable
- Ideación suicida
¿Cómo buscar ayuda para tratar este trastorno?
La depresión es un problema psicológico grave que debe ser tratado lo más rápido posible, para no dejar que su avance empeore la calidad de vida de quien lo sufre y le haga perder la capacidad de comprometerse con la terapia.